Apellidos Mutantes. Folio 2
Por Julio Amable González Hernández 7 de octubre 2006
Continuación Apellidos mutantes.
El más común de los cortes en los apellidos es la supresión de la preposición “De” que le antecede. Así tenemos que el alguna vez De Lara, pasó a ser sólo Lara. En esta categoría se encuentran los siguientes apellidos: Abreu, Acevedo, Alba, Alemán, Almeida, Amézquita, Andújar, Aponte, Arias, Arredondo, Ávila, Aybar, Boyrie, Brea, Brito, Castellanos, Contreras, Franco, Frias, Guzmán, Heredia, Herrera, Peña, Lora, Luna, Marchena, Mena, Mueses, Quesada, Rojas, Sagredo, Soto, Tapia, Vargas, entre muchos otros.
Encontramos también el caso de un apellido que sufre un cambio por un período de tiempo, en el que se usan tanto la versión original como el apellido modificado, para luego prevalecer una de ellas. Es el caso del apellido Orve o del Orve; por un largo tiempo se usó este y su mutación del Orbe. En la actualidad sólo se usa esta última versión. Casos similares a éste son el Pueyo y Puello, Coello y Cuello, así como el Aibar y Aybar.
En la categoría de los cortes tenemos Goicovich, que pasó a Goico, Aubrí a Ubrí y Ahued a Hued. Un caso singular es el De Almonte, el cual en una vertiente se acortó a Almonte y en otra pasó a Del Monte y Delmonte.
Otra mutación que ha ocurrido es la pérdida del acento agudo en el apellido, como es el caso de Victoriá que se convirtió en Victoria, Juliá en Julia, Vilá en Vila y Brunó en Bruno.
Algunos apellidos por su similitud crean confusión al escribiente del acta de nacimiento y por ende dudas al investigador genealógico. Entre estos encontramos el Tavárez, Tavares, Tabares, Taveras y Tavera. Igualmente tenemos Tejada, Tejeda y Tejera. Todos son válidos. También tenemos el caso contrario. Encontramos el Cote, Cotes, Coste y Costes. Todos son el mismo apellido.
Aún cuando ambos apellidos son correctos y diferentes, una familia de Santiago apellidada Jiménez lo mutó por Jimenes.
El apellido de origen libanés Khoury, también se presenta como Khourie, Khouri, Khury, Koury y Cury.
Inmigrantes portugueses también han llegado a República Dominicana al través de los siglos. Esto se ha realizado directamente o vía España. Sus apellidos se “castellanizaron” antes o durante el viaje. Tal es el caso de Alvares que cambió a Alvarez, Melho a Melo y Gonzales a González.
En la categoría de las uniones de apellidos, una de las más antiguas es la de los veganos García-Godoy; le siguen los capitaleños Pérez-Siragusa, mientras que otra más reciente es la de los seybanos Beras-Goico.
Otras fusiones de apellidos son López-Penha, Marión-Landais, Mejía-Ricart, López-Villanueva, Prats-Ramírez, Gómez-Patiño, López-Gil y García-Mella, entre más.
Un caso singular lo constituyen los hijos de Agustín Franco de Medina y María Merced Bidó, Román Santiago y Juan Luis Franco Bidó, nacidos muy a principios del siglo XIX en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Las siguientes tres generaciones mantuvieron preferentemente el Franco Bidó como un solo apellido. A partir de la cuarta generación se desvaneció esta práctica y hoy no existe el apellido Franco Bidó. Algo similar ocurrió en Santo Domingo con los Fernández de Castro.
¿Tendrán nuestros tatara-tatara nietos los mismos apellidos que estamos usando hoy en los albores del siglo XXI?
Instituto Dominicano de Genealogía
FUENTES - Moya Pons, Frank: Apellidos Haitianos (y Franceses) en Santo Domingo, Revista Rumbo, Año V, No. 260, 25 de enero 1999
- Muñoz Molina, Teodosio: El Enigma de los Nombres y Apellidos, Buenos Aires, Argentina, Ediciones Lidiun, 1996